HAYEDO DE TEJERA NEGRA

El pasado miércoles 10 de noviembre. Fuimos al parque natural del Hayedo de Tejera Negra, que esta situado en la vertiente sur del macizo de Ayllón, además, en esta macizo podremos encontrar el pico del Ocejón. El viaje fue muy largo hasta llegar al parque,

¡Por fin llegamos!

Nuestro guía nos recibió nada más llegar, se llamaba Francisco. Al empezar la ruta, nos metimos debajo de un bosque de pinos donde nos explicó lo que íbamos a ver en la excursión. Franciso nos enseñó diversos tipos de plantas y árboles, además nos enseñó a diferenciar dos tipos de arbustos la Retama y el Enebro. Durante el paseo ibamos siguiendo el curso de un río muy pequeño, pero bonito que se llama Lillas y cerca de este río hay otro que se llama Zarzas, que tiene el agua muy limpia. Mas adelante, vimos muchos árboles, como el Pino, el Haya y el Tejo, este último, puede vivir más de 2.000 años. Con este árbol se fabricaban armas y sus frutos y hojas son venenosas.

Durante todo el paseo, el camino estaba nevado y muy bonito. Francisco además de plantas nos enseñó como se producía el carbón vegetal antiguamente, y para ello nos enseñó una carbonera.

Al rato, vimos algo muy curioso, un Pino y un Haya unidos. Francisco nos explicó que uno de los dos moriría, ¿Quien ganará? ............................. Acabará ganando el Haya porque cuando sea adulto, con sus ramas tapará todos los rayos del sol y el pino, que crece más despacio, no recibirá el sol, y morirá.

Nos costo mucho subir el monte, desde donde se divisa todo el Hayedo, porque estaba muy empinado. Al llegar arriba, todo era impresionante. Pensamos que no había más que ver, pero de pronto, encontramos huellas de gatos monteses y de jabalíes. Cuando bajamos del monte decidimos ir muy callados para ver a los animales, pero no hubo suerte. Sí que encontramos sus huellas, y algunos/as de mis compañeros/as vieron un zorro y un corzo.


Las huellas que vimos por el camino era de Corzo, Zorro, Tejón y Topo. También oímos el sonido del Pito real. Cómo os conté antes, vimos muchos árboles, pero también, al final del viaje, vimos algo muy curioso, una encina que llevaba varios días ardiendo por dentro, porque le había caído un rayo.

El viaje fue largo pero divertido,